Los estereotipos de belleza son violentos, porque transmiten el mensaje de que hay un cuerpo que está bien, otros están mal y que a estos hay que invisibilizarlos.
Los estereotipos de belleza han ido cambiando con las épocas, pero siempre es a donde se pide a la mujer que se ajuste, y ahí siempre se marca una falta (no real, sino simbólica, en base a esa tiránica idea de belleza, pero falta al fin).
Es importante la consciencia sobre la imposición del modelo hegemónico y su daño consecuente. Pero, ¿somos libres realmente? ¿nos hemos soltado de esas construcciones inoculadas que se convierten en necesidad?
Ese estereotipo nos excluye y eso genera como mínimo angustia y si mi cuerpo me angustia me alejo del mismo y de mi identidad.
Se disfruta así menos del sexo, de comer, de mostrarse orgullosamente y así mente y cuerpo se desacopla.
Y aunque siempre estamos dentro de un espacio porque lo absolutamente individual es imposible, lo ideal sería ubicarnos dentro de la diversidad donde más libres nos sintamos.